DEJEMOS QUE LOS NIÑOS DISLÉXICOS APRENDAN

 

Aprendamos cómo debemos enseñar para que ellos puedan aprender.

Ayudémosles a organizar sus pensamientos, su vida y su aprendizaje.

Olvidémonos de remarcar los errores y valoremos cada pequeño progreso.

Seamos conscientes de sus limitaciones, nunca suspenderíamos a un niño invidente por salirse cuando colorea.

No le mandemos copiar y copiar lo mismo cien veces, los niños disléxicos no aprenden por repetición.

Seamos su apoyo no su tormento.

Enseñémosles a disfrutar de la lectura y a valorar el aprendizaje.

Demostrémosles que el esfuerzo tiene su recompensa, lo escuchan pero no lo creen.

Dejemos de suspenderles cuando no hemos sabido como evaluar sus conocimientos.

Intentemos que los niños disléxicos no se vayan a casa frustrados, ignorados o tachados de vagos o despistados.

Mejoremos la calidad de vida de los niños disléxicos que, en ocasiones, no pueden disfrutar de su infancia.

Dejémosles el tiempo que necesitan para hacer las actividades, pensemos en lo que no se nos da bien a nosotros e imaginemos que nos meten presión.

Leámosles mucho en voz alta para darles un feedback positivo y para que valoren las posibilidades de la lectura, trabajemos con textos teatrales, dejémosles que se los preparen para que puedan leerlos ante sus compañeros.

Nunca los obliguemos a leer en voz alta si se niegan, nunca lo harían si se les diera bien, se sienten avergonzados y sufren.

Valoremos sus esfuerzos, que son muchos más de los que creemos, cada pequeño proceso automático, durante la lectura o la escritura, para los disléxicos es una tarea compleja.

Prescindamos de la buena caligrafía y de la importancia de la ortografía a cambio de motivarles para que aprendan a expresarse.

Aprenderse las tablas no es esencial para desarrollar las capacidades matemáticas, por lo que no lo prioricemos cuando sabemos que lo convertimos en un obstáculo para el desarrollo.

Experimentemos nuevos métodos de enseñanza y de evaluación, el problema no está en que los niños disléxicos no puedan aprender, sino en que no sirve la manera en que nosotros les intentamos enseñar.

Evitemos que tengan sobre estimulación sensorial, por lo que no podemos situarlos los últimos.

Expliquémosles las cosas todas las veces que haga falta, no son tontos, pero tienen una dificultad para comprender y ejecutar órdenes.

No les pidamos que se aprendan algo que copiamos en la pizarra, seguro que no les dio tiempo a copiarlo y que, si lo hicieron, copiaron algo que nadie entiende.

Dejemos atrás la enseñanza de la «memorización» y enseñemos a comprender.

… y no olvidemos que estamos ahí para ayudarles a aprender y a fomentar su desarrollo personal y profesional, por eso no les limitemos más de lo que ya están, no les obstaculicemos el camino ni le cortemos las alas, porque si nos pusiéramos en su piel nunca lo haríamos.

Con cariño para todos los niños y niñas disléxicos que me han enseñado a comprenderlos.