Quienes enseñamos a leer cometemos un gran ERROR, pensar que todos abstraemos las normas que rigen la aplicación de las correspondencias entre sonidos y letras mediante la instrucción ordinaria.

¿Cómo podemos utilizar con precisión y seguridad un código que no comprendemos?

Muestra de ello es que muchos lectores no tienen una respuesta clara ante: ¿Deberíamos tener las mismas dudas al escribir c/z que g/j? ¿El sonido /z/ se representa con más de una letra?…

 

Partiendo de que dos problemas muy habituales entre los escolares con dislexia son:

1 – Dificultades para captar generalizaciones, aplicarlas y abstraer normas por sí mismos.

2- Dificultades para automatizar aprendizajes, procesos y habilidades.

¿Cómo podemos aprender a leer y automatizar esa habilidad sin que nos expliquen en profundidad el código utilizado?

 

Llegados a este punto, debemos plantearnos cuándo es necesario reforzar el conocimiento del código alfabético.

1- En escolares que no están aprendiendo a leer al ritmo que sus compañeros, siguen confundiendo las letras, olvidan lo que aprendieron el día anterior y parece que no evolucionan.

2- En escolares que han aprendido a leer y a escribir pero son muy lentos, silabean, rectifican, titubean y dudan ante muchas palabras. Pueden tener errores de precisión en lectura pero, sobre todo, muchos errores al escribir, tanto en ortografía natural como en ortografía arbitraria.

 

Pasos para enseñar el código de manera explícita:

– Empezar desde la base: “Tenemos estas vocales y estas consonantes, ni una más ni una menos…”.

– Dentro de las consonantes hay tres tipos: las fáciles (su correspondencia siempre es fija), las reguladas por el contexto (cambian siempre del mismo modo) y las arbitrarias (no existe una norma que las regule).

– Afianzamos primero las fáciles. En etapas iniciales es muy conveniente reforzar el conocimiento fonémico junto a la presentación de cada correspondencia.

– Explicamos, una a una, cómo cambian las reguladas por el contexto. Una vez dominada la norma no hay posibilidad de duda. Después practicamos su uso en sílabas, palabras y oraciones.

– Explicamos qué pasa con las no reguladas, muchas de las cuales tienen gemelas (b/v). Esto requiere un trabajo diferente que se llevará a cabo más adelante.

– Conocemos las estructuras silábicas habituales en nuestro idioma y las trabajamos de manera consciente (directas – inversas – mixtas – trabadas y complejas).

Y, una vez afianzado el código de este modo, pasamos a trabajar la fluidez al leer y escribir, es decir, ya saben cómo se usa el código, ahora vamos a aplicarlo para automatizar esas habilidades, darle velocidad y, sobre todo, liberar recursos atencionales.

A groso modo, este sería el procedimiento que deberíamos emplear con todos los escolares pero, sobre todo, con aquellos que tienen dificultades para aprender a leer.