Si queremos que lean, tenemos que leerles

Una de las mejores maneras de combatir las dificultades lectoescritoras desde las edades más tempranas está en manos de la familia, pues la lectura compartida es el inicio de una gran enseñanza que repercutirá positivamente en las habilidades lectoras de todos los peques, tengan o no dislexia.

Son muchos los estudios en los que se demuestran los beneficios de la lectura compartida o de regazo, entre ellos el realizado con los datos recogidos en 14 países, en la evaluación PISA de 2009. Los escolares de 15 años a los que sus familias les leían, al menos 1 o 2 veces por semana, cuando tenían 6 años, obtenían una media de 25 puntos más en competencia lectora, reduciéndose a 15 puntos si se eliminaban sesgos por nivel sociocultural, lo cual seguía siendo un rendimiento muy superior.

Como plantea Daniel Pennac en “Como una novela”, el primer paso para apreciar la lectura es oír leer. De niños tendemos a imitar los roles de nuestros mayores de referencia, por ello, oír leer a los padres en voz alta crea el deseo de querer descifrar esos mensajes, más aún cuando les implicamos en la actividad. Para ellos es algo mágico e incomprensible que unos garabatos puedan esconder divertidas historias, en general, no entienden como esos garabatos pueden “hablar”.

Aunque estos beneficios no se reducen a potenciar la competencia lectora o a despertar el interés por la lectura, leerle a los niños desde pequeños mejora su vocabulario e influye positivamente en el desarrollo afectivo, en el bienestar emocional y en la estimulación cognitiva y lingüística.

 

BENEFICIOS A NIVEL COGNITIVO
La lectura compartida desde la primera infancia aporta un tipo de conocimientos que no suelen transmitirse mediante conversaciones de la vida cotidiana y fomenta el razonamiento del niño para crear asociaciones entre el mundo que le rodea y su propia experiencia. Desarrolla la capacidad de simbolización, la escucha y el control de la atención. Les ayuda a plantearse preguntas, a extraer significados y a representar e interpretar el entorno y los acontecimientos que se producen en él. Favorece la elaboración de esquemas mentales que ayudan a organizar y a retener mejor la información y, en general, estimula el desarrollo de muchos procesos cognitivos que influyen en la capacidad de aprendizaje.

 

BENEFICIOS A NIVEL LINGÜÍSTICO
Escuchar y participar en las lecturas amplía el vocabulario y el uso de estructuras sintácticas más elaboradas y complejas, permite reconocer y aprender las reglas de cohesión del texto y tomar conciencia de aspectos lingüísticos como los límites entre las palabras y la prosodia o entonación (elementos suprasegmentales). Además, dado que el lenguaje escrito se sustenta en el desarrollo del lenguaje oral, una mayor competencia lingüística oral les ayuda a enfrentarse con mayor éxito al aprendizaje de la lectura y la escritura.

 

BENEFICIOS A NIVEL AFECTIVO
Relacionar la lectura con vivencias positivas es muy recomendable para evitar la aversión al colegio que experimentan especialmente los escolares con dificultades de aprendizaje. Durante las lecturas compartidas los niños sienten el afecto y la atención de quienes les protegen, lo cual les aporta seguridad, aumenta su autoestima, el interés y la curiosidad por aprender. Les ayuda a forjar una personalidad estable y comunicativa, basada en la inteligencia emocional, ya que durante estas prácticas se potencia la capacidad para ponerse en la piel del otro haciendo suposiciones y predicciones.

Además, la lectura en voz alta no debería ser objeto exclusivo del ámbito familiar, en la escuela también tenemos que hacer lecturas compartidas con mucha asiduidad, con el beneficio de que al experimentar esta actividad en grupo, pueden compartir curiosidades, comentarios y representaciones, fomentando las relaciones intelectuales entre iguales.

Como comenta José Morais en su libro “El arte de leer”, numerosos estudios han demostrado que el éxito del aprendizaje de la lectura está estrechamente influido por la estimulación intelectual y literaria proporcionada por la familia durante los primeros años de vida. Por tanto, leer cuentos a los niños pequeños contribuye al éxito del aprendizaje de la lectura de manera significativa, así como fomenta el desarrollo lingüístico, cognitivo y emocional del niño.

 

CONSEJOS BÁSICOS PARA REALIZAR LECTURAS COMPARTIDAS

– Anticipar el tema antes de abrir el libro, hacer preguntas para activar conocimientos previos y generar curiosidad.

Permitir cualquier interrupción durante la lectura, lo importante es que se realicen suposiciones, valoraciones e intercambios.

– A los más peques leerles varias veces los mismos libros. El cerebro infantil goza y aprende en la repetición.

– Durante la actividad y al finalizar, plantearles preguntas sobre cómo se sentirían ellos, qué creen que va a suceder, de qué color es algo, quién es el que ha hecho algo, etc.

– Ir captando su atención sobre las letras. Mira, aquí hay una letra igual que la de tu nombre «aaa». ¿Sabes qué pone aquí… «Susana» como el nombre de tu amiga.

– Si ya saben leer, animarles a leer algunas palabras, a reconocer letras, a repetir trocitos o frases que hemos leído nosotros previamente, etc.

Ser constantes, aunque solo dediquemos 10 o 15 minutos diarios, es importante leerles al menos 2 o 3 veces por semana. Lo ideal es generar un hábito en un momento determinado del día.

– Si no quieren participar, no obligarles. Les decimos que es una pena porque teníamos muchas ganas de estar con ellos y cogemos el libro y leemos nosotros, disfrutando del momento.

 

Si quieres saber más sobre la lectura compartida en internet encontrarás muchos manuales, entre los que te recomendamos los siguientes:

Manual de Lectura Temprana Compartida, publicado por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes del Gobierno de Chile. En él podrás profundizar en el tema y responder a preguntas del tipo: ¿Qué tipo de libros leer a los niños pequeños?, ¿cómo leer?, ¿cuándo leer?, etc.

Propuesta de lectura compartida para Educación Infantil trabajo de Mª Teresa Llamazares y Mª Dolores Alonso-Cortés.